Baloncesto y educacion en valores
Los padres, actitud y relaciones.
A la hora de valorar la actitud de los padres y madres de los jugadores/as,
debemos pararnos un momento a pensar cuáles son los objetivos que los
entrenadores de minibasket deben plantearse y a partir de este punto entrar a
valorar si la actitud de los padres y madres ayuda o entorpece la labor
desarrollada para la consecución de dichos objetivos.
En este
artículo parto de la premisa de que nuestro primer objetivo será la diversión
de los niños y niñas que forman parte del equipo. Este concepto es básico,
puesto que sobre él edificaremos todo nuestro trabajo posterior. Si el niño o
niña no se divierte, jamás conseguiremos que tenga la motivación necesaria para
aportar el esfuerzo que necesita todo proceso de aprendizaje. Cuanto más
pequeñas/os sean nuestros jugadores/as, mayor hincapié tendremos que hacer en
el aspecto lúdico. APRENDER DEBE DE SER DIVERTIDO.
Después nuestro
siguiente objetivo será el de formar personas, lo que en la moderna
terminología educativa se conoce como Educación en Valores, para, en último
lugar, enseñar baloncesto. Una actitud no adecuada (evitaremos siempre que
podamos el término negativo por las connotaciones que posee) de los padres y
madres afectará sobre todo a ese objetivo de educar en valores y a la diversión
que sus hijos/as encontraran en el deporte, quitándoles la motivación necesaria
para aprender a jugar.
Ahora, ¿cuáles
son esos valores que queremos transmitir a las jugadoras/es? Básicamente
respeto. Respeto por sus compañeros, respeto a su entrenador, respeto por las
reglas, respeto por el/los árbitro/s, respeto hacia los rivales, respeto por el
deporte, por el juego. También debemos intentar inculcar a los niños/as nuestro
amor por el deporte, enseñarles a trabajar en equipo, la importancia de la
salud, y otro montón de actitudes que necesitan para desarrollarse como
personas en sociedad y para las que el baloncesto es una excelente herramienta.
Pasemos ahora a
analizar alguna de las actitudes de los padres y madres que seguramente os
encontraréis en vuestro quehacer diario como entrenadores de minibasket:
- Durante un partido el padre o/y la madre protesta
la decisión de los colegiados. El niño/a aprende que a esas personas se
les puede gritar, faltar al respeto, insultar si en un momento han tomado
una decisión que creemos que nos perjudica, que no nos ayuda a ganar.
Entonces ganar se convierte en lo importante.
Si además el
padre y/o la madre culpa a los colegiados de la derrota, el niño verá que la
victoria es lo importante, además de aprender a eludir la responsabilidad,
impidiendo con eso la motivación para la mejora.
SIN ÁRBITROS NO SE PUEDE JUGAR. SON UNA PARTE DEL JUEGO TAN IMPORTANTE COMO
EL BALÓN O LA CANASTA.
- El padre y/o la madre comentan que su hijo/a
debería haber jugado más. Aquí el niño ve como se cuestiona la autoridad
del entrenador/a además de la valía de los demás compañeros/as. Además de
empezar a pensar en sí mismo como algo mejor que el colectivo, vuelve a
ver que la victoria es lo importante, lo más importante.
- El padre o/y la madre cuestionan las decisiones
del entrenador/a (todos tenemos un entrenador dentro, además es el mejor)
y además lo hacen por sistema. El niño/a se encontrará entre dos fuegos.
No sabrá si hacer caso a su padre/madre o a su entrenador/a. Haga lo que
haga no acertará. Esa presión le hará perder entusiasmo, el juego ya no
será divertido, ya no aprenderá.
EL ENTRENADOR ESTÁ PREPARADO PARA EDUCAR A LOS NIÑOS/AS.
- Los padres gritan, insultan o molestan al
contrario (no digamos nada si lo que hacen es amenazar). El niño/a no
respetará a ese contrario, le verá más como un enemigo que como un rival.
Una vez más lo único que importa es esa victoria. A cualquier precio. Por
cualquier medio.
SIN RIVALES NO SE PUEDE JUGAR. SIN RIVALES NO SE PUEDE MEJORAR. RECORDEMOS
QUE LOS JUGADORES/AS DE NUESTRO EQUIPO SON LOS RIVALES DE LOS OTROS
JUGADORES/AS.
- El padre o la madre analizan el partido en
términos “¿habéis ganado?” (O más grave aún “¿has ganado?”, personalizando
la cuestión). Una vez más, la victoria lo puede todo. El esfuerzo, la
superación personal, la diversión, etc., no tienen importancia. Sólo el resultado
cuenta.
LA VICTORIA ES IMPORTANTE. PERO ES MÁS IMPORTANTE EL CÓMO SE CONSIGUIÓ.
- El padre o la madre fuma durante los
entrenamientos o los partidos. Independientemente de que estos sean al
aire libre o en un pabellón cerrado, debéis intentar que nadie fume o beba
alcohol durante el tiempo de deporte. Los niños no deben de unir esas
situaciones. Ya que no podéis evitar la exposición del niño en otros
ambientes a esos ejemplos de conducta, al menos debéis evitar que asocien
el deporte y el divertimento que alcanzan con él a conductas no
saludables. Además debéis, lógicamente, evitar esas conductas en vosotros
mismos. Sois un modelo para los jugadores/as y como tal os debéis
conformar.
- El padre o la madre no atienden en los
entrenamientos o partidos. El niño puede ver esto como una desidia hacia
sus asuntos (igualmente si los padres no asisten a entrenamientos ni
partidos). Esto puede mermar su motivación. Y ya sabemos, sin motivación no
hay esfuerzo. Sin esfuerzo no hay aprendizaje.
Nuestro
objetivo es educar por ello no debemos olvidar que la educación es un proceso
constante y global.
El niño o niña
está en todo momento aprendiendo (al igual que nosotros) y es por eso que
debemos ser aliados de los padres (y de todo aquel que tenga un papel activo en
la educación de los niños/as) y tirar todos del carro en la misma dirección
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